sábado, 9 de octubre de 2010


Y tú,
que viajas solo
me dejas colgada de una arruga,
de un pequeño recorte de un nosotros
sin ni siquiera preciarme
de ser dueña del sueño de mi misma.

Y ahora te ries
y yo
no puedo más que reir contigo
permitirte a ti
el privilegio de hacerme daño
en exceso, y darme a mi
el capricho de ser la victima.
Alargar lo que ya no tiene tiempo,
llegar, otra vez, tarde,
atarme a noches en vela,
siendo de otro pero solo
a medias.